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| Citroën C5 X (2022) |
Para su regreso al segmento de los grandes turismos, Citroën ha querido con su nuevo C5 X una carrocería a medio camino entre una berlina y un SUV, una gama de motores bastante corta -sólo tres opciones- y una única caja automática. El fabricante francés pretende seducir a sus clientes cautivos (edad media 59 años) con un motor de nafta 1.2 de tres cilindros y 130 CV como el nivel de entrada, pero también a las familias más jóvenes con un 1.6 de cuatro cilindros y 180 CV y a las empresas con una versión híbrida enchufable de 225 CV con la que se beneficiarán fiscalmente en Europa.
El estilo moderno del C5 X deja bien atrás al C5, cuya carrera finalizó en 2017. Está pensado más o menos para los mismos clientes, pero ya no de la misma generación. Con 4,81 m de largo, 1,87 m de ancho y 1,49 m de alto, el C5 X es un gran modelo de cinco plazas con un perfil bastante esbelto. El de 180 hp es tal vez el que logra el mejor compromiso ya que es relativamente liviano (1.467 kg vacío), lo que augura buenas prestaciones, todo ello con el confort prometido como excepcional.
La versión con el motor PureTech 180 comienza en 40.500 € en la versión Shine. Pero se puede ascender al siguiente nivel (Pack Shine), por solo 2.000 € más, beneficiándose con butacas eléctricas delanteras calefactables, cámara de 360°, acristalamiento laminado acústico e incluso portón trasero manos libres. Solo se ofrece una pintura, azul magnético, sin cargo adicional. Para un color metalizado o nacarado hay que agregar 720€, a los que se suman 350€ para beneficiarse de un techo negro. La opción que no puede faltar es el techo solar panorámico eléctrico (1.300 €), que inunda de luz el habitáculo y hace más agradable el viaje.
La suavidad de conducción es lo predominante. El confort es excepcional a bordo de esta versión equipada de serie con suspensiones con topes hidráulicos.
El interior se caracteriza por los asientos acolchados, suaves en la superficie y firmes al nivel de su base. La inspección del tablero deja, en cambio, una impresión menos positiva. La atmósfera carece de vitalidad y el acabado, especialmente la elección de ciertos materiales deja algo que desear ya que utiliza elementos de control que se encuentran en los segmentos inferiores, como el control de la caja de cambios que comparte con el hermano pequeño C4 y la sensación de economía continúa con la iluminación del cuadro de instrumentos, que es pequeño y tiene poca definición. A favor tiene el nuevo head-up display, muy grande (impresión de 21 pulgadas a 4 m de frente) y completo, que es incluso mejor que muchos otros en términos de información. Lástima que desaparezca al llevar gafas de sol polarizadas.
La gran pantalla táctil central de 12 pulgadas es el elemento de vanguardia más tecnológico. Agradable de manejar, bastante receptivo y bastante fácil de entender con conexión inalámbrica a Apple CarPlay o Android Auto. El C5 X también tiene un comando de voz que se adapta al lenguaje natural y funciona bastante bien.
Por suerte el C5 X conserva sus funciones más comunes (autoradio, aire acondicionado) en acceso directo, a veces de forma exagerada como esos grandes diales antiguos en la parte delantera del tablero.
Disponible con acristalamiento acústico laminado y bien aislado del ruido mecánico, el C5 X corta silenciosamente el aire. El 1.6 turbo, de sonido modesto, es muy discreto a velocidad constante. Bien plantado sobre sus llantas de 19 pulgadas, el C5 X también enfatiza el confort en carretera gracias a sus suspensiones activas con topes hidráulicos progresivos que le otorgan flexibilidad al inicio de una curva y luego se calan sobre sus soportes con mucha suavidad. En la versión híbrida enchufable recibe una amortiguación controlada adicional y exclusiva. Esta tecnología está en parte destinada a compensar el sobrepeso que genera la presencia del sistema híbrido (casi 300 kg).
Con su motor de cuatro cilindros, el C5 X PureTech 180 ofrece cierto dinamismo y buen manejo. No hay escasez de potencia: 180 CV son suficientes para este vehículo grande pero bastante ligero, y la caja de cambios automática hace lo mismo con entusiasmo, pero la configuración general del automóvil fomenta una conducción tranquila. Salvo que tenga un uso casi exclusivamente citadino el 3 cilindros 1.2 no es la mejor opción.
Teniendo en cuenta sus proporciones y forma, el C5 X no tiene competencia directa. Mirando el lado de los sedanes, solo un modelo puede oponerse en el grupo Stellantis al que pertenece: el Peugeot 508, un poco más corto y ya un poco anticuado. Del lado alemán, el Volkswagen Passat está en su recta final y por último el gran Skoda Superb que ofrece un espacio y un baúl sin igual. Todo lo demás es mucho más grande y/o más caro (DS 9) o exótico (Lexus ES). Por otro lado, dado el carácter híbrido de su carrocería, el C5 X ofrece una sola silueta, cuando sus competidores más directos ofrecen una variante familiar, a menudo más espaciosa y menos dinámica. Pero fundamentalmente sigue siendo el más accesible y cómodo de todos.
fuente: https://www.largus.fr/
Héctor Daniel Oudkerk
