
El presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem considera que el regreso de los motores V8 a la F1es la vía más sensata a seguir para el futuro de la categoría reina del automovilismo.
La actual normativa de motores –basada en unidades híbridas V6 de 1.6 litros– será modificada para 2026, incluyendo un aumento en el uso de energía eléctrica y la incorporación de combustibles sostenibles. Sin embargo, desde hace meses se discute si esta evolución era realmente el camino correcto, tanto desde el punto de vista técnico como económico.
Según sus palabras, un motor V8 no sólo permitiría abaratar significativamente los costos de desarrollo y mantenimiento, sino que además podría alivianar considerablemente los monoplazas.
Ben Sulayem considera que el gran reto será acordar detalles técnicos como la cilindrada exacta o el número definitivo de cilindros. Pero en su visión, estas cuestiones son secundarias frente al objetivo principal.
"Lo único que tenemos que ajustar son los aspectos técnicos: ¿es 2,5, 2,6 o 3 litros? ¿A quién le importa? ¿Es un V8 o un V10? Depende de los equipos. Tenemos que hacerlo pronto. Cuando digo pronto, me refiero a… 2026 está a la vuelta de la esquina. Tardará al menos… se necesitan tres años. Así que, con suerte, para 2029 tendremos algo allí", añadió.
Consultado sobre si lograr esta transición sería su mayor legado al frente del organismo rector del automovilismo, su respuesta ha sido clara. "Es lo correcto. Es lo correcto para sostener el negocio".
Para Ben Sulayem, el verdadero objetivo de la FIA no es una electrificación forzada, sino cumplir con las metas medioambientales por cualquier vía tecnológica viable. "Se trata de alcanzar las cifras en lo que respecta al medio ambiente. Si podemos lograrlo de una manera u otra, ¿a quién le importa? Híbrido, hidrógeno, combustible sostenible, combustible sintético… mientras lo consigamos. Pero entonces simplifica el motor, simplifica el coche", ha sentenciado.
Héctor Daniel Oudkerk























