viernes, 10 de abril de 2020

Una idea que no prosperó...pese a que entusiasmó a muchos científicos en su momento. Historia del auto nuclear (Ford Nucleon 1958)

En la década de 1950 y principios de los 60, se suponía que el comienzo de la energía nuclear conduciría a una cultura de consumo ilimitada, un mundo de autos voladores y cocinas autónomas, todo alimentado por energía limpia..la era atómica habìa comenzado. En 1942, el físico italiano Enrico Fermi había logrado construir un reactor nuclear de fisión, en el que producía una reacción en cadena controlada. En 1945 se lanzaron dos bombas atómicas en Japón, demostrando EE.UU. su poderío militar, y encauzando así el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial.
En 1954 la Unión Soviética construyó la primera central nuclear de fisión. Con estos antecedentes hay que entender que la década de 1950 y el principio de los años 60 se enfrenta con gran novedad y esperanza a la energía nuclear, se pensaba que habría un futuro con energía eléctrica barata y casi infinita, y se pensaba en mil aplicaciones atómicas. 
Impulsados ​​por una reacción constante, los autos nucleares teóricamente no producirían subproductos dañinos y rara vez necesitan repostar....Así surgió en 1958 el prototipo Ford Nucleon.
En esos años los ingenieros y diseñadores imaginaban un futuro nuclear. Se propusieron barcos atómicos, trenes atómicos, autos atómicos y hasta aviones y cohetes atómicos. 
EE.UU. era uno de los más convencidos con la energía nuclear, así como diversos prototipos de aviones atómicos, como el bombardero Convair B-36 Peacemaker, el X-6, el XB-70 Valkyrie o el Douglas 1186 System. Los soviéticos, que no querían ser menos, propusieron por ejemplo el avión Tu-119, también atómico.
Ningún medio de transporte fue finalmente atómico salvo los barcos de superficie y los submarinos. 
En 1954, Estados Unidos bautizó el primer submarino nuclear de la historia, el USS Nautilus; tenían un reactor nuclear a bordo. En 1958 de nuevo EE.UU. comenzó la construcción del USS Enterprise, el primer buque de guerra con propulsión nuclear gracias a ocho reactores nucleares de fisión. Era un portaaviones de más de 342 metros de largo y el Savannah, un buque mercante que se botó en 1959 (el Enterprise finalmente en 1961).
En cuanto a los autos el diseño del Ford Nucleon se basaba en diferenciar claramente dos secciones, una era el vehículo en sí, con el bastidor, ejes y cabina, la otra era la unidad de propulsión, y que contenía el núcleo del pequeño reactor nuclear, el moderador, el sistema de control, el sistema de refrigeración, el blindaje y los elementos de seguridad.
Esta unidad propulsora se colocaba sobre el eje trasero, entre los largueros . El auto recuerda una camioneta pick up, pues la cabina está muy adelantada, incluso por delante del eje delantero con un gran voladizo. La razón de esto era doble, compensar el peso del reactor nuclear, intentar equilibrar masas entre los ejes, y a la vez alejar a los pasajeros lo más posible del reactor como medida de protección.
El parabrisas y la luneta posterior eran de una pieza y el techo de la cabina se sustentaba solo sobre pilares B, sin pilares A ni C todo bien aislado.
Hay que tener presente que para impulsarlo se propuso una reacción en cadena controlada de fisión nuclear, utilizando uranio enriquecido como combustible. Al haber una masa crítica de uranio la reacción tiene lugar cuando un núcleo se rompe y se divide en dos, liberando varias partículas, entre ellas neutrones, dos o más, que golpea a otros núcleos, que se divide a su vez, y así sucesivamente .
Esta reacción genera calor suficiente para calentar el agua del circuito primario, que a su vez calienta el agua de un generador de vapor, ya en el circuito secundario, y por fin este vapor se hace pasar por una turbina y aquí es donde está la energía térmica se transforma en energía mecánica.
Esquema de reactor nuclear , en este caso en un submarino, en el auto se intentó algo similar pero el agua debía por supuesto ser cargada en el vehículo a diferencia de las naves. .
El giro de la turbina se hará llegar a través de una transmisión a las ruedas. También había una turbina secundaria acoplada a un generador para obtener electricidad para los sistemas complementarios. La propuesta era muy similar a la que estaba aplicando en esos momentos a los barcos con propulsión atómica pero en los barcos y submarinos el agua para ambos circuitos se toma directamente del mar a diferencia del auto en que se debe cargar.
Según sus diseñadores la ventaja de este auto nuclear era la economía, pues la energía nuclear saldría casi gratis. La estimación es que podría realizar más de 8.000 km con cada recarga de combustible (Destacaban también como ventaja que el coche no generaba humo de ningún tipo).
Imaginaban también que en el futuro estaciones de estaciones para repostar el combustible nuclear, repartidas por las carreteras, donde retirar el combustible gastado, y recargar con nuevo combustible, con garantías de seguridad radiactiva.
La propuesta del Ford Nucleon no estaba exenta de mucha "inocencia", pero claro, es que el papel sobre la mesa lo puede hacer todo. Apenas se veían los peligros de la tecnología, y creía que la industria nuclear avanzaría tan rápido como para tener reactores de uso doméstico muy compactos, con sistemas de blindaje ante la radiactividad más ligera, y el precio "asequible".
La idea era tener una central eléctrica completamente extraíble dentro del vehículo que los conductores simplemente apagaran una vez que se había gastado el combustible nuclear. 
Muchos de los diseñadores asumieron que se inventaría un material de protección liviano o incluso campos de fuerza (aún no lo han hecho) para proteger a los pasajeros de la radiación dañina
Lo cierto es que para evitar la fuga de radiactividad en un reactor utiliza paredes gruesas de acero, una camisa de agua que rodea la vasija, además de paredes de plomo, camisas de arena y paredes de hormigón, para detener las diferentes radiaciones (partículas radiactivas) que se liberan. Un reactor nuclear no es muy barato, ni siquiera hoy en día.
Un automóvil así sería muy pesado y su conducción muy diferente, por no decir que la seguridad radiactiva no estaría garantizada, pues ni hay espacio para ello, ni se pueden controlar todos los factores, como se intenta en una central nuclear, donde ubicación, construcción, sistemas de seguridad redundantes, sistemas de emergencia, control, gestión y acceso se estudian y cuidan al detalle.
En una central nuclear se intenta que no haya accidentes, los autos en cambio tienen accidentes todos los días. Las consecuencias de un accidente en un coche atómico no tienen ni más ni menos que un accidente nuclear, algo realmente grave, y en un coche muy difícil de contener.
El Ford Nucleon no se llegó a construir nunca, ni siquiera una unidad de prueba, fue simplemente un prototipo conceptual del que se construyeron varias maquetas a escala, con alguna variación en su diseño, como los alerones de las aletas posteriores. 
El Nucleón no estuvo exactamente solo, pues lo atómico estaba de moda: en el mismo año, el Studebaker-Packard Astral utilizó un sistema de propulsión iónico que podría considerarse como también atómico.
Aunque la esperanza aún está viva para los automóviles de propulsión nuclear (se han sugerido motores impulsados ​​por láseres y sales de Thorium), es divertido pensar que hubo un momento en que estos automóviles se consideraron seriamente como el futuro del transporte. Nuestra historia de amor con la energía nuclear ha disminuido considerablemente desde las catástrofes de Chernobyl, Three Mile Island y, más recientemente, Fukushima.
Se puede encontrar el modelo original en el Museo Henry Ford en Dearborn, MI.
La segunda versión del automóvil atómico de Ford fue presentada el 20 de abril de 1962 en la Feria Mundial de Seattle. El showcar contenía una gran cantidad de tecnología de sueño que se ha convertido en un lugar común hoy en día, incluida la navegación interactiva por computadora, el mapeo y los sistemas de información automática, y presentaba una celda de combustible intercambiable y carrocería. Una tecnología que no logró pasar del concepto a la realidad fue su fuente de energía: un dispositivo compacto de propulsión nuclear. El automóvil también presentaba seis ruedas para una mejor tracción y dirección de la punta de los dedos, ninguna de las cuales parece ser muy popular hoy en día.
Una de las cosas más interesantes sobre este concepto (además de su power train atómico) fue que era una especie de automóvil modular. La parte delantera del automóvil podía separarse del compartimiento de pasajeros, transformando un automóvil grande en una cápsula económica para utilizar por la ciudad. Es decir dos autos en uno...
Por el momento la historia del motor nuclear colocado en automóviles parece haberse cerrado pero con el advenimiento de los autos eléctricos seguramente la energía de fusión atómica se utilice en forma indirecta al generar energía voltaica (en Centrales Nucleares) que servirá para cargar baterías o bien realizar la elecrólisis del H2O para obtener Hidrógeno.
fuentes: https://www.autoblog.com/,https://www.motorpasion.com/

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