jueves, 11 de marzo de 2021

Eléctricos: En un principio en Europa un auto eléctrico era útil para ahorrar a la hora de "llenar el depósito", pero ahora con el tiempo cargar kWh dejó de ser algo económico si uno reposta en un cargador público..

Dos son las razones que motivan principalmente la compra de un auto eléctrico, las guiadas por la pasión y las dirigidas de la razón. 
Si uno entra dentro de las primeras, empujado por la deportividad de un Porsche Taycan, la tecnología de un Tesla o simplemente por propia conciencia medioambiental,está todo bien y adelante con la adquisición. 
Si uno se embarca a comprar un eléctrico para ahorrar es mejor hacer números antes porque no en todos los casos el costo por kilómetro es tan bajo como podría parecer.
Partiendo de la base que en todos los casos el precio de un vehículo eléctrico es notablemente superior al de su homólogo con motor de combustión interna la idea que esa inversión inicial se recupera con un menor gasto por kilómetro recorrido puede en los mercados como el europeo en donde ya se ha desarrollado la movilidad eléctrica ser una falacia como veremos.
Las “cuentas” son simples, en un coche de combustión, con un consumo de 6 l/100 km y a un valor 1,25 €/l, recorrer 100 km cuesta 7,5 €, mientras que en un eléctrico que consuma 17 kWh/100 km a 0,12 €/kWh doméstico, estaríamos hablando de 2,04 €, es decir, poco más de una cuarta parte. Pero, ¿qué sucedería si pagásemos ese kWh a 0,50 €? Efectivamente, que ya no estaríamos ahorrando dinero, sino gastando un euro extra por ese centenar de kilómetros, o lo que es lo mismo, dos mil euros de media al cabo de diez años.
Cargando en el domicilio, con un eléctrico el costo por kilómetro es aproximadamente cuatro veces menor que en uno de combustión, pero si usas un cargador rápido se puede llegar incluso a duplicarse.
Esta es precisamente una de las situaciones sobre la que la OCU (defensa del consumidor) ha puesto el foco recientemente, y que es bastante interesante, sobre todo para quienes están pensando en pasarse a lo eléctrico. La cuestión radica en que si se carga en el domicilio el precio del kWh, dependiendo del tipo de tarifa, puede oscilar entre los 0,08 € y 0,24 €, siendo esos 0,12 € un importe bastante común. No obstante, la red de cargadores de alta potencia que podemos encontrarnos en las diferentes estaciones de servicio, áreas de descanso o centros comerciales, ofrecen unas tarifas muy superiores, desde los 0,30 €/kWh hasta 1,04 €/kWh.
Con un wall box para carga casera los números cierran pero cargar en un lugar público es un tema muy costoso hoy en día en Europa.
Así en esos casos recargar una batería a un precio superior a 0,45 €/kWh no compensa frente a un gasolina o diésel. Por tanto, si tu intención es moverte con un eléctrico, deberías tener en cuenta varias consideraciones para no llevarte esta sorpresa y poder extraer el máximo beneficio económico de él:
-Hay que pensar que los servicios de carga rápida o ultrarrápida son para una carga de emergencia, para usar en momentos puntuales, como un viaje o una situación en la que la batería esté en reserva.
- Hay que planificar el día a día como si esos cargadores no existiesen, de lo contrario, para no ir “cayendo en la tentación” de usarlos.
- Lo prácticamente imprescindible para los poseedores de cualquier auto eléctrico es contar en casa con la instalación de un punto de carga que permita el llamado modo 3, aquel en el que se hace uso del cargador de a bordo del vehículo, y que según el caso, permite recargar por norma general a unos 7,2 kW. Con ellos nos beneficiaremos de una velocidad de carga bastante aceptable (enchufándolo pro la noche, a la mañana siguiente tendremos el “depósito lleno” para un nuevo día) y de ese precio de 12 céntimos de euros que permite conseguir el ahorro prometido.
De no ser así mejor olvidarse por ahora del eléctrico si no es que se quiera gastar mucho más.
fuente www.diariomotor.com 

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