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martes, 29 de abril de 2025

Citroën C5 Aircross vs Peugeot 5008 vs Opel/Vauxhall Grandland: Triste guerra de clones en Stellantis. A veces tratar de aprovechar la compatibilidad mecánica perjudica la coexistencia comercial ya que se canibalizan entre ellos mismos.

Citroën C5 Aircross

Stellantis parece querer sacar el máximo provecho de su plataforma STLA Medium compartida por los Peugeot 3008 y 5008, Opel Grandland y ahora Citroën C5 Aircross

Peugeot 3008

En sí mismo, se trata de un enfoque que tiene sentido porque racionalizar los costes de producción, optimizar las sinergias entre marcas y ofrecer tecnologías comunes es, sobre el papel, una estrategia formidablemente eficaz. Sin embargo, lo que funciona  en una sala de juntas directivas no es suficiente para atraer a un consumidor que busca emoción y sobre todo identidad.

Opel / Vauxhall Grandland 

El problema está precisamente en el diseño de los modelos. Tomemos el ejemplo del nuevo C5 Aircross, que debería representar un modelo insignia para la marca Citroën. Lamentablemente, a primera vista, parece un simple primo pobre del Peugeot 5008. Peor aún, las diferencias entre ambos modelos son tan mínimas que uno empieza a preguntarse si Stellantis no estará en proceso de borrar la personalidad misma de sus marcas al tratar de aprovechar al máximo los elementos comunes...plataformas, motorizaciones, accesorios, etc

En la industria automotriz, toda marca debe tener una identidad fuerte, capaz de atraer a un público específico. Con esta multiplicación de clones dentro del grupo, resulta difícil discernir el espíritu de Citroën, Peugeot, Opel, un DS e incluso un Lancia. Ciertamente, las economías de escala existen, pero ¿a qué costo? La de la confusión, incluso del desinterés.

Stellantis tiene los medios para hacerlo mejor pero la obsesión por la economía de grupo los enceguece. La plataforma STLA Medium es una base moderna y prometedora, pero su uso excesivo revela una falta de delicadeza en la diferenciación de modelos. Para una empresa que reúne tantas marcas con un ADN tan diferenciado, esto es un auténtico paso en falso.

Si el objetivo es competir con los grandes del sector, Stellantis tendría que revisar necesariamente su estrategia. Carrocerías instantáneamente identificables, diseños atrevidos son esenciales para evitar caer en la uniformidad. Además las mecánicas tampoco pueden ser como en este caso idénticas. Por ejemplo las suspensiones de un Citroën deberían ser Citroën y no Peugeot. Lo mismo con los motores. Porque, más allá del rendimiento industrial, el automóvil sigue siendo un objeto de emoción. Y Stellantis no debe olvidar esto. Un ejemplo de diferenciar bien es lo que hace BMW entre su X1 y el Mini Countryman iguales pero muy diferentes entre si.

BMW X1 y el Mini Countryman 

Héctor Daniel Oudkerk

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