Así lo ha confirmado Bram Schot, presidente de la Junta de Administración de Audi, en una entrevista concedida en la muestra suiza a la prensa, en la que aseguraba que el fabricante de Ingolstadt no se ha olvidado del hidrógeno como alternativa a los motores térmicos.
No obstante, en el coche eléctrico puro no todo son luces y una de las sombras viene dada por la escasez de materias primas para la producción de baterías. A lo que hay que añadir que, a nivel de usuario, requiere de una infraestructura que lo apoye (puntos de carga en hogares, centros de trabajo o de uso público), disponen de una autonomía limitada (aunque cada vez es mayor) y los tiempos de recarga siguen siendo bastante elevados.
A ello alude Schot, que asegura que estos pormenores, principalmente en lo que toca a los materiales necesarios para concebir las baterías eléctricas así como a la autonomía, obligarán a los fabricantes de coches a encaminarse también hacia el hidrógeno. "Al final del día, las baterías no son suficientes, si quieres ir hasta el final, necesitas la pila de combustible", argumenta.
De esta manera, Audi ha decidido aumentar la inversión en esta tecnología, así como capital humano, para acelerar el desarrollo de mecánicas de hidrógeno. Ello se materializará en un prototipo de pila de combustible que, según Schot, "la marca lanzará en algún momento de este 2019".
Este concept derivará en un modelo de hidrógeno de producción a pequeña escala entorno a 2021, para posteriormente pasar a una producción masiva.
Schot asegura que Audi, 'en la sombra', no ha dejado de invertir en esta tecnología para mantenerla actualizada y que, en ningún momento supondrá un abandono de los modelos eléctricos, ya que ambos pueden convivir debido a que comparten un buen grueso de componentes.
Por tanto, los planes de Audi respecto a la electrificación siguen en pie, tal y como han confirmado durante la presentación de sus resultados económicos la semana pasada: la marca planea lanzar cerca de 30 automóviles con algún tipo de electrificación con 2025 como fecha límite.
Concebido en la plataforma modular longitudinal MLB, que compartía con el prototipo Audi e-tron quattro concept del que ha derivado en el Audi e-tron, disponía de dos propulsores eléctricos por eje que, trabajando en conjunto, ofrecían una potencia de 149 CV (110 kW) y 550 Nm de par.
Para cargar el depósito de hidrógeno necesitaba únicamente cuatro minutos, mientras que su autonomía rondaba los 600 kilómetros, cifras de las que, dicho sea de paso, aún se encuentran lejos los coches eléctricos puros.
Poco después de presentar este modelo, Stefan Knirsch, el por entonces director de Desarrollo Técnico de Audi, defendió esta tecnología, asegurando que Audi lanzaría al mercado modelos de hidrógeno en paralelo a los modelos eléctricos. Knirsch dimitió a finales de 2016 salpicado por el Dieselgate, pero su estrategia ha llegado hasta hoy y ha vuelto a tomar fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario