El Toyota bZ3C fue presentado en el Salón del Automóvil de Pekín, retomando las líneas principales del concepto bZ Sport Crossover presentado un año antes en Shanghái. Se trata de un SUV de tamaño medio, con unas medidas de 4.78 m de largo, 1.87 m de ancho y 1.51 m de alto, con una distancia entre ejes de 2.88 m. Hasta ahora nada excepcional excepto que las líneas del coche son un verdadero éxito. 
El bZ3C ofrece ocho opciones de colores exteriores, incluidos tonos como negro, blanco, gris, naranja y rojo. Algunas versiones son bitono, con el techo y la zona alrededor de las ventanillas en negro. 
En el interior se puede elegir entre rojo, negro o blanco, pero el tablero y el volante siguen siendo negros. La pantalla de info-entretenimiento de 15,6 pulgadas es el punto focal del tablero. Eventualmente ofrecerá acceso a más de 200 aplicaciones y contará con un sistema de seguimiento de conductores y pasajeros. Este sistema incluye funciones como reconocimiento facial, videollamadas, recordatorios para niños y controles de voz y gestos. 
El volante tiene varios botones y la pantalla está situada cerca del parabrisas, sin head-up display.
Los asientos delanteros se pueden reclinar completamente para crear un espacio para dormir. El baúl conserva un volumen aceptable a pesar de la línea coupé del vehículo con 463 litros. 
Lo único criticable es sin duda su complicado nombre...bZ3C.
En el nivel de entrada, el bZ3C está equipado con un motor eléctrico de 200 kW, alimentado por una batería de iones de litio BYD blade. Estarán disponibles dos versiones: una con una autonomía de 550 km y otra de 630 km. Cifras que habrá que reducir al menos un 20% porque están calculadas según el estándar CLTC, que es mucho más optimista que el WLTP europeo. Está equipado con tecnología Lidar para la conducción autónoma, lo que le permite gestionar la conducción, la velocidad y el estacionamiento en ciudad casi mejor que un humano. 
Héctor Daniel Oudkerk
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