Parece curioso querer acabar con las ayudas a los coches eléctricos cuando uno de sus apoyos es Elon Musk. Sin embargo, esto le viene muy bien a Tesla. Si bien en 2024, los estadounidenses compraron 1,3 millones de coches eléctricos, casi la mitad fueron Tesla. La marca de Elon Musk vendió en su país natal 633.762 coches, según datos de Kelly Blue Book. Es decir, los clientes no compran un automóvil eléctrico, compran un Tesla.
El fin de las ayudas sería empujar un poco más hacia la tumba el resto de fabricantes de coches eléctricos, según Elon Musk, dejando un mercado prácticamente libre para Tesla.
De todos modos, no es un problema para Tesla. Sus precios son más bajos que el resto de sus rivales. Y sobre todo, domina el mercado estadounidense de los coches eléctricos de forma apabullante.
En su decreto presidencial, Trump asegura que “ promoverá la verdadera elección del consumidor, que es esencial para el crecimiento económico y la innovación, eliminando las barreras regulatorias para el acceso a los vehículos de motor; asegurando un campo de juego regulatorio nivelado para la elección del consumidor en los vehículos”, como prometió en su campaña electoral.
Con esto no existe más el “mandato” de Biden que obligaba a comprar vehículos eléctricos con políticas que favorecían la compra de coches eléctricos y obligaba a los fabricantes a que produzcan más eléctricos y menos modelos de gasolina.
Eliminar los incentivos a la compra y relajar las normas sobre emisiones de coches gasolina plantea un dilema a los fabricantes de automóviles. Algunos acogerán con satisfacción las promesas del presidente de derogar las normas sobre emisiones que les obliga a vender más coches eléctricos de lo que les gustaría o pueden.
Sin esas ayudas, no hay un sólo país en el mundo en el que el auto eléctrico se venda exitosamente, es muy dependiente de las ayudas.
Héctor Daniel Oudkerk
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