¿Es realmente culpa de los constructores? "Estoy muy preocupado por los anuncios de cierres de plantas", dijo el político francés, refiriéndose a las medidas de recortes temidas por el Grupo Volkswagen. Para Breton, sería necesario "mantener y preservar nuestra experiencia, nuestra fuerza innovadora y nuestra competitividad", pero la industria europea se encuentra ahora en desventaja frente a la china y esta situación se debe a la incapacidad de los fabricantes para convencer a los clientes de que se pasen a la movilidad eléctrica, destacando sus ventajas y resolviendo la ansiedad por la autonomía que, según el comisario, sigue afectando a los posibles compradores.
No parece haber autocrítica del trabajo de los políticos con sede en Bruselas, que ha optado por la eliminación sin pensar demasiado en el "cómo": Breton, cree que el sector automotriz simplemente está "atrasado" en la hoja de ruta que conducirá a 2035.
En concreto, a partir del próximo año los fabricantes se enfrentarán a nuevos límites para las emisiones de las flotas: el requisito mínimo para los autos nuevos bajará de 116 g/km de CO2 en 2024 a unos 94 gramos. Por lo tanto, los fabricantes se verán obligados a aumentar significativamente el peso de los coches eléctricos para evitar pagar las penalizaciones correspondientes (95 euros por cada gramo de exceso de CO2, multiplicado por el número de coches comercializados). Los cálculos de De Meo son aterradores: "Nos estamos preparando para 2025 porque estamos recibiendo pedidos de los coches que entregaremos el año que viene. Si la electricidad se mantiene en el nivel actual, la industria europea probablemente tendrá que pagar 15.000 millones de euros en multas o dejar de producir más de 2,5 millones de vehículos".
Los problemas. La ralentización de las ventas de BEV (Battery Electric Vehicles) también tiene otras implicaciones sobre desarrollo de baterías y otras tecnologías asociadas. "Si los coches eléctricos no se venden, estos proyectos tendrán dificultades", ha explicado De Meo, volviendo a enumerar los frenos a la adopción de la movilidad a baterías, desde la lenta implantación de infraestructuras de recarga hasta los precios de lista excesivamente altos y la incertidumbre sobre los incentivos nacionales.
En este sentido, el máximo directivo de Renault cita la drástica caída de las ventas en Alemania tras el parón de las subvenciones decidido por Berlín el pasado mes de diciembre. Por ello, De Meo volvió a incidir en la necesidad de que el sector tenga "estabilidad, visibilidad" y "cierta coherencia" a nivel legislativo.
En cuanto a las dificultades a las que se enfrenta Volkswagen en Alemania, con la hipótesis relacionada de los cierres de fábricas, De Meo reconoce los problemas del sector y dice que la situación actual es "muy, muy complicada" también debido a la creciente presión de la competencia china.
Volkswagen enfrenta un período crítico mientras busca estabilizar su situación financiera mientras se adapta a la rápida transformación del mercado automotriz global. Según un informe reciente, el fabricante se encuentra en un punto de inflexión decisivo, con “uno o dos años” para cambiar la situación, o corre el riesgo de sufrir consecuencias drásticas, como cierres de fábricas y reducciones de personal. Estas declaraciones, atribuidas al director financiero de Volkswagen, Arno Antlitz, según Reuters, subrayan la urgencia de la situación.
La industria automotriz está experimentando una transición sin precedentes hacia los vehículos eléctricos y Volkswagen no se salva. Antlitz, en una reunión de 25.000 empleados, expresó su preocupación: “El mercado simplemente no existe. Es evidente que la demanda de modelos eléctricos de Volkswagen no está a la altura de las expectativas y se está acabando el tiempo para ajustar la producción y los costes a estas nuevas realidades".
Todo esto se agrava porque varios países como Alemania y Noruega quitaron las ayudas al coche eléctrico. Han tenido que recuperarlas para evitar el colapso de la industria
Sin ayudas estatales, el auto eléctrico no termina de funcionar. No lo decimos nosotros, sino los números. Quedó claro el año pasado en Noruega, cuando el Gobierno eliminó las ayudas a la compra de modelos de cero emisiones y sus ventas se desplomaron.
Este año, la historia se ha repetido en Alemania, y el descalabro ha sido tan salvaje que el Ejecutivo germano se ha visto obligado a tomar cartas en el asunto. Unos meses después de eliminar los incentivos a la compra de vehículos eléctricos, las ventas se han resentido tanto que el Gobierno de Olaf Scholz ha decidido recuperado las ayudas para revertir la situación.
Héctor Daniel Oudkerk
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