sábado, 2 de enero de 2021

Hass pierde un patrocinador por la mano de Nikita Mazepin

La empresa danesa de moda Jack & Jones se desvinculó de la escudería estadounidense por el polémico vídeo del joven piloto ruso.
El equipo Haas F1 quiso dar por terminada la polémica con Nikita Mazepin confirmándole como su piloto para 2021 hace apenas una semana, pero las consecuencias del vídeo que protagonizó el jóven ruso no ha terminado. Justo antes de fin de año, uno de sus patrocinadores comunicó la finalización de su acuerdo: "la empresa de moda Jack & Jones se retira del proyecto en desacuerdo con la continuidad de Mazepin", después de haber llegado hasta la escudería de la mano de Kevin Magnussen, que también pierde su butaca para este año.
Fue a través de su cuenta oficial en Twitter donde Jack & Jones hizo pública su decisión: “Jack & Jones se distancia del comportamiento del próximo piloto del equipo Haas F1 Team, Nikita Mazepin, en el vídeo publicado en las redes sociales a principios de este mes. Nuestra asociación con Haas F1 Team finaliza con la temporada 2020. No se harán más comentarios”.
El vídeo al que hace referencia fue el publicado por Mazepin, aunque posteriormente eliminado, en sus redes sociales en el que acariciaba el busto a una mujer en el interior de un coche. El ruso se disculpó y la joven también quiso restar importancia a lo ocurrido diciendo que eran amigos y que ella no se sintió molesta, pero todo esto resultó insuficiente para que fueran muchas personas y asociaciones las que cuestionaran su actitud, según ellos un mal ejemplo para un deportista que aspira a la élite de la Fórmula 1.
La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) también condenó los hechos, aunque no tomó acciones disciplinarias al dejar la cuestión en manos de Haas. 
Evidentemente todo ello no ha servido para tranquilizar los ánimos de Jack & Jones, empresa del grupo multinacional Bestseller, fundado en 1975 en Dinamarca y con una facturación anual en torno a los 1.500 millones de euros. Su inversión en el equipo Haas se desconoce, pero seguramente resulte inferior a lo que el ruso, a través de las empresas de su padre, aporta para hacerse con ese volante: unos 30 millones de euros según algunas fuentes.

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