Lo verdaderamente revolucionario está bajo la cabina. En vez de un gran motor diésel tenemos dos células de combustible de hidrógeno, que transforma en electricidad el hidrógeno almacenado a alta presión en sus tanques de combustible. La potencia de estas células es de 190 kW (258 CV), y la electricidad por ellas generada la que realmente mueve el camión, a través de un motor eléctrico de 475 CV, capaz de desarrollar 3.400 Nm de par motor. Sus prestaciones están a la par de cualquier camión convencional alimentado por gas oil. |
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