Según informa el medio especializado https://www.eleconomista.es/ la muerte de un trabajador en diciembre de 2023 encendió la alarma de la Justicia sueca y salió a la luz que se han producido 47 accidentes en las instalaciones de la compañía desde 2021.
La empresa sueca Nortvholt ejemplifica la mala preparación de Europa para la transición energética. La firma, que llegó a ser la start-up del Viejo Continente con mayor financiación, estaba destinada a levantar una red de producción de baterías para vehículos eléctricos capacitada para competir con los potentes fabricantes asiáticos, especialmente chinos y surcoreanos. Sin embargo, la caída del mercado europeo de los eléctricos ha puesto en jaque a los sectores vinculados a dichos automóviles, revelando los enormes problemas de Nortvholt. A los problemas de la compañía, que anunció dificultades de producción y despidos masivos, también se le suma las investigaciones por la muerte de cuatro trabajadores desde diciembre de 2023 hasta ahora.
Desde su fundación en 2016, Northvolt ha logrado recaudar 15.000 millones de dólares, atrayendo la atención de los peces gordos del motor y las finanzas, ya que Volkswagen, BMW y Goldman Sachs son algunos de sus principales accionistas. Sin embargo, las esperanzas europeas para levantar una industria de baterías continental se fueron por el sumidero cuando la firma anunció, a finales del mes de septiembre, el despido de 1.600 empleados, el 20% total de su plantilla. Aquello empujó a Suecia a congelar una inversión de 1.500 millones de euros, evidenciando la enorme debilidad de Northvolt, liderada por Peter Carlsson -antiguo jefe de la cadena de suministro de Tesla-, la cual no sólo se debe a la caída de las ventas de coches eléctricos en Europa y a la competencia con China. El desastre también está ligado a una negligente dirección que ha llevado a la marca a registrar 26 graves accidentes desde 2019, incluyendo la muerte en diciembre de 2023 de un trabajador tras una accidente en la planta de Skelleftea.
El empleado, de 25 años, sufrió quemaduras muy severas el mes anterior por una explosión que tuvo lugar en la línea de producción de la fábrica. En Septiembre murió y, a finales de ese mes, el fiscal medioambiental Christer B Jarlas anunció que la firma sería investigada por homicidio involuntario. La desgracia se extendió en la firma cuando, en enero y febrero de este año otro empleado, dos empleados (de 33 y 19 años cada uno) fueron hallados muertos en sus respectivas camas tras una jornada de trabajo en la planta de Skelleftea.
Muertes y graves accidentes
Posteriormente, en junio, otro empleado (de 60 años) murió al colapsar después de una jornada de trabajo en la planta de Nortvholt. Estos "misteriosos" decesos llevaron a la policía sueca a iniciar una investigación, la cual se espera que concluya a finales de este año. La clave parece estar en las malas condiciones de trabajo y en la falta de protección para manipular materiales tóxicos necesarios para elaborar baterías. Ello ha provocado 47 accidentes en las instalaciones de Northvolt desde 2021.
Es lo que apuntó Siri Almqvist, trabajadora de Nortvholt que operó hasta 2023 en la línea de ensamblaje de baterías, aseguró en declaraciones a la revista sindicalista Dagens Arbete que la firma no les informó de la toxicidad de los materiales que manipulaban, señalando tampoco les proporcionaron el equipamiento protector. Según Almqvist, cuyo testimonio fue corroborado por otros trabajadores, algunos de sus compañeros llegaron a sufrir sangrados nasales recurrentes e incluso la pérdida de uñas de las manos.
Alqmvist también describió la mala gestión de la cadena de mando de Northvolt. Los propios capataces explicaron en declaraciones a Financial Times que les fueron asignadas responsabilidades que sobrepasaban sus formaciones y sus experiencias laborales. Según algunos empleados, la firma intentó resolver estas cuestiones sobre la marcha, tratando de coordinar, simultáneamente y con fallido resultado, el funcionamiento de la nueva planta, la preparación de la plantilla, el establecimiento de nuevos procesos y la fabricación de un nuevo producto.
Una dirección negligente
En este sentido, otros empleados señalan que, a pesar de que la gigafactoría de Skelleftea no era capaz de llegar a la producción señalaba, Nortvholt ya estaba planeando la apertura de nuevas fábricas. Además, la dependencia de la mano de obra china y surcoreana, así como de las herramientas proporcionadas por Wuxi Lead Intelligent Equipment, fue in crescendo a medida que la compañía intentaba, infructuosamente, potenciar sus capacidades y extenderse. Además, como consecuencia, no se produjo la integración óptima en una plantilla internacional.
Las alarmas hace meses que sonaron: BMW, accionista de Nortvholt, canceló un contrato valorado en 2.000 millones con dicha marca para fabricar baterías. En su lugar, el titán alemán del motor acudió a Samsung. Este movimiento se enmarca en un proceso de cancelaciones en el sector de fabricación de baterías para coches eléctricos. Concretamente, este cambio de planes ha afectado, a nivel general, a una producción estimada de 158 Gwh en Europa en lo que llevamos de año, un volumen superior a los 110 Gwh de producción que registró el Viejo Continente en 2023.
En definitiva, Northvolt ha fracasado estrepitosamente en su misión de levantar una industria europea de baterías europea capaz de hacer frente a China y preparar al Viejo Continente para la transición energética. Resta saber si otras marcas hubieran podido emplear mejor todo el dinero que la firma, liderada por un ex-alto cargo de Tesla, ha obtenido a lo largo de estos años. Por otro lado, tampoco está claro si gigantes como Volkswagen y BMW volverán unir sus fuerzas para impulsar una compañía similar, teniendo en cuenta los problemas que está atravesando la industria automotriz europea.
Héctor Daniel Oudkerk
Fuente :https://www.eleconomista.es/
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