La UE dice que tiene pruebas de subsidios dados a los fabricantes de vehículos eléctricos por parte del gobierno de China y que como represaría podría imponer aranceles a las importaciones de automóviles eléctricos chinos para proteger a los productores europeos.
Tras la oleada regulatoria de la “agenda verde” fogoneada por lobbys ecologistas auspiciado por oscuros intereses, la Comisión Europea anunció que para el año 2035 quedará prohibida la venta de autos a base de combustibles fósiles, y han programado la prohibición total de su circulación a partir del 2050.
Estas decisiones le han hecho perder las ventajas comparativas que, hasta ahora, mantenía la industria automotriz europea (con más de 100 años de experiencia en motores térmicos nafta y Diésel) por sobre otros competidores a nivel mundial especialmente los orientales, y ha hecho encarecer fuertemente los precios de los autos eléctricos, debido a la demanda artificial que se creó para ponerse en regla de esta medida.
En el mercado de autos eléctricos Europa ya no tiene ninguna ventaja significativa frente a la producción de China u otros países asiáticos, y los burócratas en Bruselas preparan una ofensiva proteccionista que terminará siendo costeada por los mismos clientes europeos con autos más caros. De hecho los europeos al día de hoy no producen baterías.
La comisión se encuentra en medio de una investigación sobre si los vehículos eléctricos fabricados en China reciben "subsidios injustos" y las posibles soluciones podrían incluir aranceles de importación más altos. La investigación debería concluir en noviembre, aunque la UE podría imponer esos aranceles provisionales ya en julio.
Lo real es que la UE también establece un arsenal de subsidios sobre sus exportaciones, especialmente en el sector agrícola (el más resistido para la apertura comercial con el Mercosur), pero más recientemente también sobre las empresas tecnológicas en respuesta a las cláusulas de la “Ley de reducción de la inflación” de Joe Biden en Estados Unidos.
El objetivo no es compensar una política comercial desleal con China (que efectivamente existe), sino más bien tratar de compensar los efectos negativos del propio aparato regulatorio europeo.
La presidente de la Comisión Europea Ursula von der Leyen anunció que se llevará a cabo una investigación exhaustiva para determinar si esto es efectivamente así, y en caso afirmativo se establecerán severas penalidades arancelarias.
Por su parte la Cámara de Comercio de China ante la UE dijo que estaba decepcionada por la medida y que el aumento de las importaciones reflejaba simplemente la creciente demanda europea de vehículos eléctricos, un campo en el que ellos son muy competitivos por fabricar sus propias baterías. (Las importaciones habían aumentado un 14 por ciento interanual desde que se inició formalmente la investigación en octubre).
Los fabricantes de automóviles chinos, incluidos BYD y MG de SAIC, están apuntando a Europa con una gama de vehículos eléctricos a precios altamente competitivos, ejerciendo presión sobre los fabricantes del mercado masivo como Stellantis y el Grupo Volkswagen.
BYD, que superó recientemente a Tesla como el mayor fabricante de vehículos electrificados del mundo el año pasado, dijo en diciembre que construirá una fábrica de automóviles en Hungría para impulsar las ventas en Europa ( y con eso anular los posibles bloqueos comunitarios).
Hubo 177.839 importaciones desde octubre de 2023 hasta enero de 2024, un aumento del 11 por ciento con respecto al período de investigación de octubre de 2022 a septiembre de 2023.
Las importaciones aumentaron un 14 por ciento interanual en el período de octubre a enero, dijo la comisión. En investigaciones recientes en otros sectores, como las bicicletas eléctricas y los cables de fibra óptica, la UE descubrió márgenes de subsidio que oscilaban entre el 4 y el 17 por ciento.
La Comisión Europea no sólo restringirá que los ciudadanos puedan comprar y circular con autos en base a combustible fósil, sino que además los obligará a pagar más caro los mismos bienes que bien podrían producirse más eficientemente en Estados Unidos o en China incluso sin el efecto de ningún subsidio.
En caso de establecerse penalidades comerciales, los aranceles podrían superar el 20%. Aún así, tan pronto como esto suceda se espera una rápida respuesta por parte de China, que podría desatar una nueva guerra comercial hasta la llegada de un acuerdo.
El anuncio puso a prueba las ya frágiles relaciones con Beijing, que como contrapartida lanzó su propia investigación antidumping sobre el brandy importado de la UE, una medida vista como una represalia contra Francia, que apoyó la investigación sobre los vehículos eléctricos.
Fuentes :Reuters, ANEurope Daily, derechadiario.com.ar y Bloomberg.
Héctor Daniel Oudkerk (https://diarioautomotor.com.ar/)
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