Al auto eléctrico hay que enchufarlo…pero «algo» hay que saber del tema. |
Las fichas técnicas hablan de carga rápida o lenta, de potencias de carga, diferentes conectores, modos de carga e índices IP/IK. Suena todo extraño, pero mejor que poco a poco nos vayamos enterando de este tema que inexorablemente llegará…( y dejemos de pensar en combustibles, aceites, cilindros etc)
En teoría, no es obligatorio instalar un cargador doméstico para recargar el EV. Una simple toma de corriente es suficiente. Sin embargo, la realidad no es así del todo…. En la práctica para empezar es imprescindible recurrir a un electricista profesional, aunque vayamos a utilizar un simple enchufe doméstico ya que lo necesitaremos para que instale un enchufe con su disyuntor. El disyuntor es un interruptor automático, o diferencial, específico para el enchufe que usaremos para recargar el auto.
Es necesario tanto por nuestra seguridad porque protege nuestra instalación, como por eficacia a la hora de cargar el auto eléctrico. Si no lo tenemos y hay una diferencia de tensión, por la razón que sea, el auto detectará esa diferencia y no se cargará.
Por otra parte, debemos tener claro que la corriente que tenemos en casa es corriente alterna (AC) monofásica, es decir de 220 o 230 V. (Más adelante veremos que a partir de una cierta potencia algunos cargadores requieren de una instalación trifásica, es decir, con un voltaje de 380 V).
En una instalación monofásica, todos los aparatos eléctricos están conectados en un mismo circuito o fase. Los aparatos eléctricos se reparten la potencia disponible en casa. En una instalación trifásica los aparatos eléctricos están separados en tres grupos y cada grupo va asociado a una fase. La potencia contratada se divide entonces en tres partes iguales.
El interés de la trifásica es que un grupo de aparatos tendrá asegurado siempre el mismo nivel de potencia y así no tendrán que compartir la potencia con el resto de aparatos eléctricos. Concretamente, en una trifásica, nuestro cargador de auto eléctrico podrá utilizar siempre la potencia máxima que necesita y no una potencia inferior porque ha de compartir la corriente con el aire acondicionado de casa, por ejemplo.
Hay que tener en cuenta que una instalación trifásica implica una potencia contratada más elevada de lo habitual, con una notable consecuencia en la factura de la luz, claro.
Antes de empezar a hablar de cargadores es preciso conocer los enchufes que tienen los vehículos eléctricos, también llamados conectores, porque no todos llevan el mismo tipo de enchufe.
Hay enchufes Tipo 1, Tipo 2 y CSS Combo 2.
Si el EV es de primera generación, éste tendrá un enchufe de Tipo 1. Algunos modelos que tienen este conector son el Nissan Leaf de primera generación, el Chevrolet Volt y el Opel Ampera, el primer Toyota Prius Plug-In, el Kia Soul EV de primera generación, el Renault Fluence ZE o el primer Renault Kangoo ZE.
Al contrario, si estamos hablando de un coche híbrido enchufable de nueva generación, como un Kia XCeed PHEV o un Peugeot 3008 HYbrid4, ya equipan de serie un conector de Tipo 2.
El Combo CSS es básicamente un enchufe que combina el Tipo 2 y un enchufe adicional integrado para cuando usemos las recargas rápidas en carretera.
Las diferentes potencias de carga disponibles…
Los fabricantes de Wallbox proponen cargadores de hasta 3,7 kW y 7,4 kW, con instalación monofásica, y de 11 kW y 22 kW, que obligan a una instalación trifásica. (veremos más adelante cuál elegir)
La carga de un auto eléctrico en casa se hace mediante corriente alterna (AC). El problema es que las baterías almacenan la energía en corriente continua (DC) y por tanto llevan un inversor, también llamado cargador, integrado en su sistema que tendrá que transformar la corriente alterna en continua.
Las estaciones de carga rápida, en carretera (electrolineras), transforman la corriente alterna de la red en corriente continua y la envían directamente a la batería, sin pasar por el inversor del auto. Y es lo que explica que un eléctrico pueda cargar a una potencia muy superior a la que carga en casa.
En la fichas y descripciones de los fabricantes de Wallbox domésticos a menudo veremos que nos hablan de diferentes modos de carga. Existen cuatro modos de carga, siendo los Modo 2 y Modo 3 los que necesitamos en casa o en el parking del edificio.
Modo 1: aquí la corriente alterna (AC) va directamente del enchufe al vehículo sin que haya una unidad de control entre los dos. Este sistema es actualmente inexistente en los coches eléctricos por su riesgo de sobrecalentamiento. Está incluso prohibido en algunos países, como Estados Unidos.
Modo 2: Se usa un cable equipado con una unidad de control de carga, que corta la recarga en caso de anomalía en la red eléctrica (sobretensión, diferencia de intensidad, etc). La potencia puede ser de hasta 3,7 kW (corriente AC), independientemente del tipo de enchufe. Este cable suele venir de serie en todos los coches eléctricos e híbridos enchufables.
Modo 3: Este sistema cuenta con un control de carga avanzado en el que hay una comunicación entre el cargador o wallbox y el vehículo. La unidad de control está situada en la wallbox. Se usa un cable de carga directo y dedicado que puede estar fijado o no al cargador doméstico. La potencia de carga puede ser de hasta 22 kW (corriente AC trifásica) en los cargadores domésticos.
Por último, en las características técnicas de los cargadores veremos a menudo la mención de los indices de protección IP e IK. Estos dos indices de norma internacional miden la resistencia de los aparatos eléctricos a las intemperies y a los golpes, respectivamente. Si vamos a instalar el punto de carga al aire libre o bajo una pérgola, por ejemplo, es algo a tener en cuenta.
El indice IP (por Ingress Protection) mide los niveles de eficacia de sellado de los aparatos eléctricos, en este cargadores, contra la intrusión de cuerpos extraños, como herramientas, suciedad y humedad. La clasificación consiste en las letras IP seguidas de dos dígitos; cuanto más alto sea el número, mejor será la protección.
El índice IK es el que mide la resistencia a los golpes o impactos. De IK00 a IK10 indican los grados de protección que ofrecen las cajas de los equipos eléctricos contra los impactos externos.
Como hemos visto, el enchufe de nuestro auto eléctrico no es determinante a la hora de escoger un cargador, todos están disponibles para todos los conectores posibles. El quid de la cuestión es escoger la potencia del cargador.
La idea de base es que cuanta más potencia tengamos, más rápido se recargará la batería. Pero quizá no nos compense tener un cargador con la máxima potencia disponible ya que la potencia deberá adaptarse tanto al uso que hagamos del auto como a la potencia máxima de carga que puede aceptar nuestro vehículo. .
Hay primero que tener en cuenta la potencia máxima de carga en corriente alterna que puede aceptar nuestro auto. La mayoría de los híbridos enchufables están limitados a 3,2 kW, por lo que un cargador de 7,3 kW no nos servirá de nada ya que el auto cargará a 3,2 kW.
Algunos como el Hyundai Kona Eléctrico acepta un máximo de 7,2 kW y si nos vamos más altos en gama, el Tesla Model 3 está limitado a 11 kW, por lo que si instalamos un cargador de 22 kW, tampoco le sacaremos partido a los 22 kW potencia.
Si no usamos todos los días el coche, o lo usamos en trayectos cortos (menos de 40 km al día) y nuestro coche pueda cargar a 7,2 kW quizá no sea necesario optar por un cargador de 7,4 kW. Una toma de corriente doméstica, de hasta 3,7 kW, ya permite ganar suficiente autonomía: de 120 a 150 km, en 8 horas. Eso sí, una carga completa puede requerir más de 24 horas, según la capacidad de la batería del auto.
Evidentemente, cuanto más importantes sean nuestras necesidades, más potencia necesitaremos de nuestro cargador. Por ejemplo, si queremos disponer de una batería con un buen nivel de carga todas las mañanas, aunque hagamos 50 km al día, y nuestro coche acepte cargar a 7 o 7,2 kW es recomendable un cargador de 7,4 kW. Algo también recomendable si nuestros trayectos diarios son un tanto largos, de 100 km o más. En cuatro o cincos horas de carga con un cargador de 7,4 kW obtendríamos así una autonomía de más de 200 km, en función del coche.
Las potencias de 11 kW y 22 kW suelen ser indicadas para coches de gama alta y altas prestaciones que disponen de baterías de gran capacidad. Son potencias ideales para coches como los Tesla Model 3, Tesla Model S, Porsche Taycan o Audi e-tron GT. Este último, por ejemplo, ya admite cargas de hasta 11 kW y, en opción, de 22 kW.
En resumen, lo ideal suele ser optar por un cargador de 7,3 kW, que ofrece el mejor compromiso entre potencia de carga -y por tanto tiempo de carga-, precio de compra y de instalación.
¿Qué pasará con mi cargador cuando cambie de vehículo? ¿Me servirá igual? La respuesta sencilla es sí, tanto por el lado de los enchufes como por el de la potencia, aunque con un matiz en cuanto a potencia…si las cosas le van tan bien como para comprar un Tesla Model S tendrá que cambiar el Wallbox para sacarle partido.
Si optamos por un cargador básico de 3,7 kW, es muy probable que se nos quede corto con nuestro siguiente auto eléctrico. Las baterías tienen cada vez mayor capacidad, lo que implica una mayor potencia de carga para poder sacarles provecho.
Ahora bien, la tendencia es que los fabricantes propongan cada vez más autos que acepten grandes potencias de carga. Si hoy en día, las potencias de 11 kW o 22 kW son opcionales en los coches más asequibles, en la siguiente generación de coches eléctricos podríamos ver esas potencias formar parte de la dotación de serie del coche.
Fuente : www.motorpasion.com
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