El principal objetivo de los cambios es permitir que los monoplazas puedan acercarse unos a otros con facilidad, algo que ha resultado especialmente complejo con la normativa que se introdujo en 2017. La carga aerodinámica de los coches aumentó significativamente, lo que permitió que alcanzaran altísimas velocidades, pero las turbulencias creadas por los vehículos dificultaron los adelantamientos.
Las carrocerías de los Fórmula 1 están diseñadas para crear mucha sustentación negativa pero eso crea turbulencias. Estas turbulencias llegan a los monoplazas que están por detrás, que reciben el aire sucio y sufren una importante pérdida de rendimiento aerodinámico. Por lo tanto, atacar al coche que tienen delante se vuelve muy complicado.
Los conductos de freno son otro elemento que ha sufrido grandes cambios. Su propósito es el de refrigerar los sistemas de frenada y evitar su sobrecalentamiento, pero los equipos también los utilizan para canalizar el aire hacia los lugares que más les interese y ganar eficiencia aerodinámica. Para intentar controlar las turbulencias, el diseño de estos conductos será más simple.
Todos estos cambios contribuyen a la reducción de las turbulencias, pero no las eliminan. Para que el coche que está por detrás no reciba el aire sucio, los alerones traseros tienen un papel fundamental. Serán 20mm más altos y 100mm más anchos que los alerones de la pasada temporada. El DRS tendrá un mayor efecto, pues la separación entre el flap y el plano principal será 20mm más grande. Por esta razón, se prevé que el sistema sea un 25% más efectivo.
Aunque sea la meta fundamental de esta normativa, no todos los cambios están relacionados con facilitar los adelantamientos.
El peso mínimo de los Fórmula 1 aumenta este año hasta los 743 kilos y se incluye también un peso mínimo para el piloto y su equipamiento, que no podrá ser menor de 80 kilos. Los pilotos más altos se vieron perjudicados en el pasado ya que anteriormente se incluía en el peso mínimo al conjunto de coche y piloto, pero ahora los pilotos de menor estatura tendrán que llevar lastres en el bólido para alcanzar el nuevo mínimo. Estos lastres se colocarán en la apertura del cockpit, generalmente debajo del asiento.
Si bien se trata de un cambio en la normativa deportiva, el aumento del flujo de gasolina tiene un gran impacto en el aspecto técnico de los coches. El flujo máximo durante la carrera se ha incrementado hasta los 110 kilos, lo que permitirá a los pilotos acelerar más en lugar de conservar carburante para pasar por meta sin rebasar el límite. Aun así, los equipos pueden optar por no usar más gasolina para no construir un depósito más grande y no cambiar por completo el diseño del auto.
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