Nissan fue pionera hace casi doce años en la ofensiva crossover, con el Nissan Qashqai, primero, y con el Nissan Juke más tarde. Desde entonces, hemos asistido a la proliferación de SUV y crossovers.
Lo que plantea Nissan es una vuelta a los orígenes, volver a ofrecer lo que potencialmente sería “un SUV compacto innovador”. Y que para ello ha recurrido a un prototipo con un diseño en el que, según sus creadores, “fusionan conceptos de la cultura y la artesanía tradicional japonesa, con el estilo y la practicidad de los productos americanos”.
Una definición interesante que ahora nos hace estar impacientes por comprobar cómo podría aplicarse a sus productos actuales. Y recordemos que el próximo en renovarse, y recibir su relevo generacional, ha de ser el Nissan Juke. ¿O será este un adelanto de un nuevo todocamino de grandes dimensiones?
Nissan deja caer que quieren apostar por crossovers de diseño mucho más atrevido, tal vez conscientes de que con la llegada de su competencia el segmento se ha colapsado con productos en los que cada vez hay menos margen para la originalidad
Lo que sí sabemos es que Nissan ha querido aprovechar esta oportunidad para mostrarnos el diseño que se espera de sus futuros crossover, por dentro, y por fuera.
Y eso ya podemos imaginarnos que a corto plazo no dejará el volante redondo para optar por una estructura rectangular, a modo de doble joystick. Pero sí que las pantallas debería ganar presencia, aunque tampoco de una forma tan exagerada como esta, en la que una enorme pantalla alargada cubre toda la zona superior del tablero, de lado a lado.
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