
Las dimensiones se mantienen prácticamente sin cambios en comparación con sus hermanos de gasolina: el Gen-E mide 4,21 metros de largo, 1,81 de ancho y 1,56 de alto.
La primera impresión que se tiene al conducir el nuevo Ford Puma Gen-E es la de estar a bordo de un coche que conserva la diversión en la conducción, aunque pagando el precio de una arquitectura mecánica que en algunos casos penaliza un poco el confort de conducción.
El tren motriz de 123 kW (168 CV) y 290 Nm de par, combinado con la tracción delantera, garantiza al B-SUV de Ford un rendimiento satisfactorio para la categoría, con un 0 a 100 en 8 segundos y una velocidad máxima de 160 km/h.
Sin embargo, la batería, colocada en el centro del suelo (y que sobresale varios centímetros hacia el suelo ya que la plataforma es una adaptación a lo eléctrico), obligó a los diseñadores a adoptar una configuración limitada en el recorrido de los amortiguadores traseros que se siente al abordar baches y superficies irregulares. Mientras que en carreteras lisas y bien pavimentadas, gracias al bajo centro de gravedad, el Puma Gen-E también se comporta bien cuando se enfrenta a rutas mixtas a altas velocidades.

Todo ello, con modestos 376 km de autonomía (en condiciones óptimas) en el ciclo WLTP (364 km para el Premium).
Héctor Daniel Oudkerk








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