Al cabo de un año se calcula que ya habría perdido un 16 %....pero en el caso de los eléctricos la depreciación es mucho más grande.
Eso se ve claramente en los mercados donde ya empiezan a abundar los autos a batería y con solo analizar los portales de internet de usados se ve como ejemplo que el precio medio de un Nissan Leaf de 2012 se anuncian por solo 6.500 euros, tengan 50.000 o 120.000 km.
En el caso del Renault Zoe, los modelos de 2013 y 2014 rondan los 8.000 euros. En el caso del Zoe, su valor residual parece aguantar mejor el paso del tiempo.
En el caso del BMW i3 de 2013 con batería de 22 kWh y con más de 100.000 km, empiezan ahora en 13.000 euros.
Y es que en todos estos casos, lel precio viene determino por la batería. La poca autonomía que ofrecen los modelos más antiguos con respecto a los eléctricos más actuales hace que la depreciación sea más pronunciada en esos coches que en cualquier otro.
En términos de autonomía, cada nueva generación ofrece una autonomía con respecto al modelo anterior en ocasiones duplicada. Seguimos con el Nissan Leaf de 22 kWh que homologaba una autonomía en ciclo NEDC de 199 km y que pasó a 250 km (ciclo NEDC) con la versión de 30 kWh. y nadie quiere los modelos viejos con ya poca autonomía de 0km y ahora aún menos por la degradación dada por el uso.
La degradación de la batería es el mayor temor a la hora de comprar un eléctrico de segunda mano...antes de tomar en cuenta el estado de la batería tras numerosos ciclos de carga y descarga que habrá experimentado, afectando por tanto a su capacidad y por ende a su autonomía. A nivel práctico, en algunos casos podría haber perdido capacidad. Y es una tendencia que irá a peor a medida que tengan más de ocho años y la garantía de la batería llegue a expiración.
La mayoría de los fabricantes ofrecen garantías de ocho años para sus baterías, garantizando como mínimo un 70 % de su capacidad, pero aún así no es suficiente. La depreciación será todavía más pronunciada si el auto en cuestión tiene ya siete años y se acerca por tanto el final de la garantía. Podría ser muy complicado volver a venderlo posteriormente. La batería es todo en un auto eléctrico y su costo hace que sea inviable económicamente reemplazarla.
Sustituir una batería de un coche eléctrico es una operación muy costosa. Hay variaciones según las marcas y el tipo de batería, pero por ejemplo, una batería de 52 kWh de Renault Zoe cuesta de media 8.100 euros. A lo que habría que añadir la mano de obra y otras operaciones asociadas, como el reciclado.
Y cambiar la batería de un coche eléctrico es una operación relativamente larga que no compensaría cambiar la batería en un eléctrico al superar esta el valor mercantil del coche.
Según un estudio de FOCUS Online y Bähr & Fess Forecasts, los Tesla son los que mejor aguantan en el tiempo su valor residual, aunque los constantes y repentinos cambios de precios de la marca, a veces con fuertes bajadas, hacen difícil calcular su depreciación a lo largo del tiempo.
Así, Tesla, por su prestigio en el segmento de los eléctricos, su red de carga dedicada y la buena fama de sus baterías (con garantías de 10 años y no ocho), parece ser el único valor seguro en el mercado de segunda mano de los coches eléctricos, según estas consultoras...pero hasta ahí no más.
Ese temor al muy pobre valor de reventa sería una de las razones por las que las marcas proponen fórmulas de leasing o renting para los autos eléctricos para ayudar a convencer al cliente que dé el gran paso...seguramente esta será la opción más lógica para quién quiera moverse con 0 emisiones.
fuente motorpasion.com, https://www.xataka.com/
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