Parece que la mayoría de los fabricantes apuestan ya por un futuro basado en un auto eléctrico de batería. Algunos han empezado pronto y otros se están incorporando algo más tarde. Al mismo tiempo, el interés por el hidrógeno parece haber desaparecido. Volkswagen, por ejemplo, que deja de lado el hidrógeno por temor a ser el nuevo Nokia...dijo esta semana su CEO.
Sin embargo, algunos fabricantes siguen creyendo en el hidrógeno, en los vehículos eléctricos de pila de combustible (fuel cell) de hidrógeno. Y no son precisamente jugadores insignificantes... BMW, Toyota y Hyundai creen firmemente que en el futuro es de los vehículos de fuel cell de hidrógeno.
Pensando en ese dato, en BMW creen que el desarrollo de la tecnología de pila de combustible o fuel cell podría ser la solución ideal para los coches al horizonte 2025. BMW trabaja actualmente con Toyota en el desarrollo de la siguiente generación de coches con pila de combustible que llegaría a la próxima generación de los BMW X6 y BMW X7, dentro de ocho o diez años.
Sin embargo, no se pueden añadir 6 o 7 toneladas a un camión y por tanto restando ese peso de la carga. “No tiene sentido”, dice el ejecutivo de BMW. “Con una sola estación de carga, se puede recargar una flota de 100 camiones ligeros en una noche. (…) Y con una red de 200 electrolineras en autopistas se podría abastecer miles de camiones en toda Europa, lo que significa que desde el punto de vista de la infraestructura es viable”, explica Froehlich.
Claro que a día de hoy, justamente, el principal escollo de los coches con pila de combustible es justamente la infraestructura, más que el precio del coche. Que un Hyundai Nexo cueste casi 70.000 euros no es tanto lo que frena sus ventas como la clamorosa ausencia de hidrogeneras. El precio del Nexo es un reflejo de la tecnología que equipa y sobre todo de las pocas unidades que esperan vender del coche.
Actualmente, hay otro problema relacionado con el hidrógeno que no casaría con las reducciones de emisiones. Y es que a día hoy, casi todo el hidrógeno que se produce y consume proviene de combustibles fósiles. Pero no tiene por que ser así.
Si bien hoy menos del 0,1% de la producción mundial de hidrógeno proviene de la electrólisis del agua (con costes decrecientes para la electricidad renovable, en particular de la energía solar fotovoltaica y eólica), existe un creciente interés en el hidrógeno electrolítico, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, de sus siglas inglesas).
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