¿Por qué la industria automovilística está recurriendo a la dirección por cable?
Si bien el concepto SBW existe desde hace años, es la transición a los trenes motrices eléctricos lo que realmente ha abierto la puerta a la tecnología. Cuanto más genérica pueda ser una plataforma de vehículos eléctricos, mejor, desde el punto de vista del costo.
La conexión puramente electrónica entre el conductor y las ruedas direccionales de un automóvil también abre posibilidades para un enfoque de "chasis inteligente". Por ejemplo, si bien los sistemas de control de chasis existentes pueden indicar el instante en que las ruedas traseras se deslizan hacia los lados en un derrape, existe un límite a lo que el frenado antibloqueo o la vectorización de par pueden hacer al respecto. La respuesta de un conductor puede verse comprometida por la falta de habilidad o experiencia requerida para "atrapar" el deslizamiento, y tales situaciones a menudo conducen a correcciones excesivas de la dirección y, lamentablemente, accidentes. Trabajando armoniosamente con otros sistemas de a bordo, SBW puede comprender instantáneamente la intención del conductor de atrapar el deslizamiento a pesar del potencial de corrección del volante tremendamente optimista, y moderar perfectamente la aplicación del ángulo de la rueda de la carretera para alinear el automóvil de manera ordenada.
Otros beneficios de SBW incluyen la capacidad de variar las "relaciones" de la dirección, por lo que al estacionar solo se requiere una pequeña entrada para ángulos grandes, mientras que a mayor velocidad se puede requerir la misma entrada para cambiar de carril. Durante el funcionamiento autónomo de nivel 3, incluso es posible que la rueda se "estacione" en posición recta, lo que podría ayudar a evitar giros excesivos durante las maniobras de estacionamiento automático.
Como era de esperar, la nueva generación de sistemas de dirección por cable "puros" comparten varias características para compensar la falta de conexión física entre el conductor y el asfalto. Por lo general, esto implica dos motores actuadores controlados de forma independiente en la cremallera de dirección que pueden tomar energía tanto de las baterías del sistema eléctrico de un automóvil como de sus baterías de accionamiento (EV), con una batería de respaldo del sistema dedicada que puede funcionar de forma independiente si todo lo demás falla. Suena complejo, y tiene que serlo, dada la gama de posibles fallos del sistema eléctrico para los que se debe configurar la dirección por cable.
El volante tiene actuadores que no solo pueden medir las acciones del conductor, sino que también devuelven energía al volante, lo que permite replicar fácilmente cualquier tipo de "sensación del conductor" o peso que requiera un fabricante, y también abre la puerta para que los conductores personalicen la experiencia. La última pieza del rompecabezas es la computadora, que debe discernir con precisión las intenciones del conductor, procesar simultáneamente la información de los innumerables sensores a bordo del automóvil y girar las ruedas.
Llevará tiempo convencer a la gente de que la fiabilidad de estos sistemas. Los primeros en adoptarlos proporcionarán, como siempre, un campo de pruebas para dar confianza a los demás.
Héctor Daniel Oudkerk
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