sábado, 28 de diciembre de 2024

Dodge Charger / Stellantis ha confirmado la llegada del nuevo Dodge Charger al mercado europeo y del Medio Oriente. Pero para eso ha debido perder el alma (motor Hemi V8).

Este anuncio de Dodge marca un paso importante para este modelo legendario, que se ofrecerá tanto en versión eléctrica como en versión térmica equipada con un motor de 6 cilindros en línea. Pero al buscar complacer al cliente y reglamentos europeos, el Charger corre el riesgo de perder lo que lo convertía en su alma.

Desde su aparición en 1966, el Dodge Charger ha encarnado la esencia misma de los muscle cars estadounidenses. Con su diseño y sus rugientes motores V8, marcó su época y dominó los circuitos de NASCAR durante tres décadas a finales del siglo XX. Símbolo de potencia bruta, el Charger siempre ha sabido evolucionar, pero sin negar nunca su ADN. Sin embargo, la nueva generación por decisión de Carlos Tavares parece haber abandonado la fidelidad a sus raíces en pos de la transición ecológica.

El nuevo Charger se basa en la plataforma STLA Large de Stellantis, que también se utilizará para los futuros Alfa Romeo Stelvio y Giulia. En Europa se ofrecerá en cuatro versiones: dos y cuatro puertas, eléctrica y térmica. 

La versión eléctrica, denominada Charger Daytona, tiene una potencia de 680 CV y ​​una autonomía de 510 km en condiciones óptimas de clima y uso, con unas prestaciones dignas de los muscle cars modernos: 0 a 100 km/h en 3,3 segundos. 

En el apartado térmico, el motor Hurricane de 3,0 litros ofrece dos configuraciones, con 420 CV o 550 CV. Pero el famoso Hemi V8, verdadero corazón del histórico Charger, desaparece definitivamente, sacrificado en el altar de las emisiones de CO2. 

Ofreciendo motores eléctricos y térmicos con 2 y 4 puertas, el Dodge Charger parece querer satisfacer a todos, a riesgo de no atraer a nadie. La ausencia de un V8 sustituido por un motor de 6 cilindros, ciertamente eficiente pero carente del carácter legendario de su predecesor, deja una sensación de asuntos pendientes. En cuanto a la versión eléctrica, lucha por encarnar el espíritu de un muscle car, que alguna vez fue sinónimo de potencia bruta y audacia sonora. Este posicionamiento bipolar refleja un deseo de modernización, pero desdibuja la imagen de un modelo que siempre se ha definido por decisiones claras y asumidas.

Al querer conciliar tradición e innovación, el Charger 2025 pierde por completo su objetivo. Ni el eléctrico atrae en este tipo de auto y ni el de motor térmico logra con el 6 cilindros convencer a sus seguidores amantes del V8 HEMI.

Héctor Daniel Oudkerk

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