lunes, 27 de abril de 2020

ENERGY OBSERVER COMPLETA UNA TRAVESÍA DE 9.000 KILÓMETROS...Tal vez es una buena idea para el transporte terrestre pesado tomar el ejemplo de este catamarán de O emisiones que combina las baterías de ion-litio con las fuell cell de Hidrógeno en vez de optar por unas u otras.

El Energy Observer, que anteriormente era un legendario barco de carreras, ahora es una plataforma experimental para investigar las fuentes de energía del mañana. Navega alrededor del mundo para acelerar el desarrollo de las soluciones más innovadoras para el medio ambiente.
Su objetivo es experimentar, probar y desarrollar soluciones energéticas basadas en fuel cell de H2, energía solar, mareomotriz y eólica utilizando como almacenamiento tanto baterías de ion litio como tanques de hidrógeno.
El Energy Observer, un barco propulsado por hidrógeno y energías renovables ha finalizado con éxito una de las etapas de su “Odisea para el Futuro”, completando sin emisiones un viaje transatlántico alrededor del mundo de 9.000 kilómetros.
En una demostración de lo que puede ser el futuro de la propulsión marítima, este laboratorio de investigación flotante ha viajado desde Saint-Malo, Francia, a Fort-de-France, Martinica, utilizando únicamente hidrógeno generado a partir del agua del océano, energía solar y eólica, motores eléctricos y baterías. En total, ha recorrido 9.000 kilómetros completando la primera parte de su “Odisea para el Futuro”, un programa de concienciación de siete años que se plasmará en una serie de documentales.

¿Cómo es el funcionamiento de este barco...? El Energy Observer tiene una plataforma de 202 m2 cubierta de paneles solares. La electricidad que se genera en ellos se almacena en una serie de baterías de iones de litio. Sobre la cubierta se han instalado dos velas Oceanwings de la compañía VPLP que fueron empleadas por primera vez en los barcos de la America's Cup. Se trata de velas de ala verticales de 12 m, cada una con una superficie de 31,5 m² y que pueden girar 360º. Un ordenador se encarga de controlarlas para ajustar su funcionamiento a las condiciones del viento.
Cuando el barco se mueve gracias a la energía del viento, el movimiento del agua hace girar una hélice hidrogeneradora que está conectada al motor eléctrico convirtiéndolo en una turbina generadora cuya energía se almacena en las baterías que son de ion-litio.
La energía también puede provenir del sol o de las velas Oceanwing y todo se acumula en las baterías que a su vez una vez completada la carga de las mismas la electricidad acumulada se emplea para separar mediante electróloisis el hidrógeno del oxígeno del agua de mar que el Energy Observe recoge y purifica (y que también se utiliza para beber). El hidrógeno se emplea luego en una celda de combustible (fuel cell) desarrollada por Toyota que puede alimentar el motor eléctrico que mueve el barco cuando el viento se calma. Obviamente el motor eléctrico también se puede mover directamente por la energía de las baterías es decir que hay una doble opción.
Cuando la tripulación partió de Saint-Malo el pasado 3 de marzo, el mundo era un lugar muy diferente al que es hoy. Italia comenzaba a sufrir las consecuencias del coronavirus, pero en el mundo tan solo se habían confirmado 100.000 casos y en Francia apenas 200. El plan original del Energy Observer era navegar hasta a las Islas Canarias y hacer una breve escala técnica. Allí embarcarían los cofundadores de la expedición, Erussard y Jérôme Delafosse, para iniciar un viaje de cuatro meses y más de 37.000 kilómetros. cruzando el Atlántico, atravesando el Canal de Panamá y navegando por el Pacífico hasta Japón. Allí llegarían en julio para participar en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio.
El aplazamiento de los Juegos se anunció un día antes de que el barco llegara a Canarias: los planes tuvieron que cambiar. La tripulación no desembarcó en Tenerife, sino que se aisló en el barco mientras este se aprovisionaba. Erussard y Delafosse se vieron obligados a abandonar su plan de unirse a la tripulación. El destino cambió, pero los objetivos no. El Energy Observer ha completado hasta ahora una ruta entre Saint-Malo, Francia y Fort-de-France, recorriendo 9.000 kilómetros de travesía trasatlántica.

Japón era solo una parte de la odisea de siete años del Energy Observer. Antes, ya había recorrido 33.000 kilómetros y había visitado 48 puertos de 28 países del Mediterráneo y del norte de Europa. En junio, se convirtió en el primer barco de hidrógeno cero emisiones alimentado por energía renovable que alcanzaba el Ártico, visitando la isla de Spitsbergen, en Noruega. En el camino, cientos de miles de personas han visitado el barco en los puertos y han asistido a exposiciones y seminarios sobre energía renovable y la salud de los océanos.
El objetivo principal de esta misión de escala de siete años es "demostrar a los ciudadanos, a los políticos y a las empresas que la transición ecológica está en marcha". Además servirá para obtener una sólida experiencia sobre la propulsión libre de carbono que se puede aplicar a miles de embarcaciones y tal vez transporte terrestre pesado que emiten más de mil millones de toneladas de CO2 y gases de efecto invernadero cada año.
El director general de IRENA (Agencia Internacional de Energía Renovable), Francesco la Camera dijo: «Energy Observer muestra que con las innovaciones y tecnologías disponibles en la actualidad, es posible acelerar el desarrollo bajo en carbono para cumplir con nuestros objetivos climáticos y de desarrollo sostenible».
El Energy Observer regresará a su puerto de origen en St. Malo y se preparará para el próximo tramo que literalmente lo llevará por todo el mundo.
Después de cada tramo, los científicos que trabajan con el laboratorio flotante hacen ajustes en cada aspecto de la embarcación para maximizar la conservación, producción y almacenamiento de energía.
Luego el Energy Observer recorrerá la costa de África y alrededor del continente hasta Asia y luego se preparará para el tramo transpacífico en 2021, visitando la costa oeste de los EEUU, América Central y América del Sur y la costa este de los EEUU en 2022.
Como dice el líder de la expedición del Energy Observer Jerome Delafosse, «la transición ecológica debe verse como una promesa para un mundo mejor. A través de esta odisea exclusiva, queremos hacer que las personas sueñen, crear conciencia, demostrar que los humanos pueden vivir en armonía con la naturaleza y que la lucha contra el calentamiento global puede abrir algunas puertas a una nueva expansión económica».
fuentes: You Tube, energy-observer.com,Híbridos y Eléctricos.com, xataka.com,

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