Tanto los motores como las baterías, que tendrán una capacidad cercana a los 100 kWh, se desarrollan internamente y se producirán en Módena. (Obviamente las células provienen de un proveedor externo en donde los orientales tienen casi el monopolio de la tecnología hoy y sobre el que Maserati mantiene la confidencialidad por ahora).
Todo descansa en un sistema eléctrico de 800 voltios, cuyas ventajas son conocidas: garantía de altas prestaciones , carga ultrarrápida y autonomía ampliada.
El secreto está en los inversores de última generación, desarrollados por Maserati en colaboración con ZF, que cambian a la tecnología "carburo de silicio" que es mucho más rápida en la realización del trabajo de transformación de la corriente continua de la batería en fases moduladas para los motores eléctricos, imprescindibles para la gestión homogénea de los flujos de energía y para el rendimiento. Se espera que Maserati sea el primer fabricante de automóviles en implementarlos en el nuevo GranTurismo, previsto para 2022.
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