jueves, 19 de abril de 2018

Un expiloto de F1 deberá devolverle dinero a un sponsor. Un antecedente y llamado de atención para los aspirantes que reclaman apoyos económicos para continuar sus carreras.



El holandés Robert Doornbos alcanzó un acuerdo con un empresario de bienes raíces que le reclamaba que le devuelva el dinero (11 millones de Euros) que gastó para apoyarlo en su carrera dentro de la Fórmula 1.
Robert Doornbos

Doornbos logró un lugar en la máxima categoría del automovilismo mundial con apoyo del empresario Harry Muermans, siendo piloto de pruebas de Jordan en 2004 antes de disputar 11 grandes premios entre 2005 y 2006 para Minardi y Red Bull.
El holandés vio el apoyo económico de Muermans como patrocinio, pero el empresario indicó que el dinero que invirtió en la carrera de Doornbos fue un préstamo.
El desacuerdo llegó hasta los tribunales de justicia, donde el primer fallo fue a favor de Doornbos, aunque Mermans no quedó conforme con ello y llevó el reclamo hasta la Corte de Apelaciones, donde se decidió que el expiloto, actual comentarista de la F1 para el canal holandés Ziggo, debe devolverle 11 millones de euros a Muermans
Poco después del veredicto ambas partes se sentaron a la mesa para discutir la situación y llegaron a un acuerdo.
"Nos reunimos y logramos rápidamente un justo acuerdo en el cual ambos estamos satisfechos", dijo Doornbos a la revista holandesa Quote. "Ahora el caso está cerrado y ambos podemos seguir con nuestras vidas".
No quedó claro cuánto dinero Doornbos le pagará a Muermans: "Por supuesto que la cifra es mucho menor que la del fallo judicial, pero no puedo compartir ningún detalle sobre el contenido del acuerdo. Aunque el caso está cerrado".
Como nota de color el ex piloto luego de retirarse se transformó en un próspero empresario que tal vez no tenga dificultades para hacer frente a esa suma ya que está a cargo de la firma Kiiroo  dedicado a la venta de consoladores de última generación. Robert Doornbos es uno de los fundadores de la misma. La empresa define sus productos como dispositivos para mantener relaciones sexuales a distancia, añadiendo al denominado ‘cybersexo’ “la tercera dimensión, al incorporar el tacto a Internet”. En fin cosas de la vida....

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